EL MISTERIO DE LA MANSION BELFORD

EL MISTERIO EN LA MANSION BELFORD

El pequeño pueblo de Millfield siempre fue conocido por su ambiente espeluznante e inquietante. Los residentes nunca hablaban de ello, pero todos sabían que algo no andaba bien en el lugar. Los sucesos extraños eran comunes, pero nadie se atrevía a hablar de ellos.  

Era como un acuerdo silencioso entre la gente del pueblo para mantener los labios sellados y fingir que todo estaba bien. Sin embargo, todo eso cambió cuando una nueva familia se mudó a la antigua mansión en las afueras de la ciudad.

La familia Johnson había heredado recientemente la propiedad de su difunto tío. Eran una familia adinerada que siempre había vivido en la ciudad, pero les atraía la idea de un cambio de aires. La mansión Belford era impresionante, con sus altísimos pilares y balcones ornamentados. Era el lugar perfecto para que la familia comenzara de nuevo. O eso pensaban...

Tan pronto como se mudaron, comenzaron a suceder cosas extrañas. Al principio, eran cosas pequeñas como objetos que se movían solos o puertas que se cerraban de golpe. Los Johnson los descartaron como causados por el viento o su imaginación. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que los hechos se intensificaran.

Una noche, la hija menor, Emily, se despertó y descubrió que le faltaba su muñeca. La buscó por todas partes, pero no lo encontró por ninguna parte. Al día siguiente, reapareció en su cama, su rostro que alguna vez sonrió ahora se retorció en una sonrisa siniestra. Emily estaba aterrorizada, pero sus padres trataron de asegurarle que solo era una broma de uno de sus hermanos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la familia se dio cuenta de que la mansión no solo estaba embrujada sino malévola. Se despertaban en medio de la noche para encontrar sus pertenencias esparcidas por la casa, sus muebles al revés y extrañas marcas grabadas en las paredes. Podían escuchar susurros y pasos, pero cuando investigaron, no había nadie allí

Una noche, las cosas empeoraron. La familia estaba sentada en la sala de estar viendo la televisión cuando de repente las luces parpadearon y se apagaron. Oyeron un fuerte estruendo procedente de la cocina y, cuando fueron a investigar, encontraron los armarios y los cajones abiertos de par en par, los platos y los vasos destrozados en el suelo.

Mientras trataban de limpiar el desorden, escucharon un gruñido bajo proveniente de la oscuridad. Se congelaron de terror 

cuando una figura emergió de las sombras. Era una mujer, o al menos, parecía una. Su cabello estaba enmarañado y enredado, sus ojos hundidos, y su piel era de un tono gris enfermizo. Llevaba un vestido blanco, pero estaba roto y manchado de sangre. Su boca se torció en un gruñido mientras avanzaba hacia ellos.

La familia trató de huir, pero quedaron atrapados. Las puertas y ventanas no se movían, y la mujer se acercaba a ellas. Se acurrucaron juntos, temblando de miedo, mientras ella se abalanzaba sobre ellos. De repente, las luces se volvieron a encender y la mujer desapareció. La familia quedó conmocionada y traumatizada, pero sabían que tenían que abandonar la mansión. Hicieron las maletas y se fueron, sin mirar atrás.

Años más tarde, la mansión Belford aún se encuentra en las afueras de la ciudad, abandonada y en descomposición. La gente del pueblo todavía susurra sobre los Johnson y su encuentro con la mujer fantasmal. Algunos dicen que la mansión está maldita y que cualquiera que entre nunca regresará. 

Otros dicen que la mujer todavía acecha el lugar, esperando a su próxima víctima. Nadie sabe la verdad, pero una cosa es segura: el pequeño pueblo de Millfield siempre estará obsesionado por el recuerdo de los Johnson y los horrores que enfrentaron en esa mansión.

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